Feminismo, desigualdades sociales y acceso a internet en Bolivia
6 noviembre 2018Kallpa TV Canal/Escuela: Comunicación popular en el Norte Argentino
6 noviembre 2018Hipatia de Alejandría levantó la voz para explicar sus teorías. Sus alumnos, varones, la escuchaban arrobados. Una mujer sabia, una mujer con voz propia. El obispo Cirilo no pudo soportarlo, era demasiado. ¿Una mujer se atrevía a hablar en público? Semejante atrevimiento se pagaría con la muerte. Eran los años 400 DC. La arrastraron y desollaron. La callaron.
La Revolución Francesa tampoco lo permitió. Cuando Olimpia de Gouges y sus compañeras salieron de sus círculos intelectuales femeninos a reclamar derechos de ciudadanía se convirtieron en opositoras políticas haciendo oír públicamente su palabra, se convirtieron en un peligro. La libertad, fraternidad e igualdad no era para las mujeres y menos para aquellas que levantaban la voz. Era el año 1793. La callaron en la guillotina.
Las mujeres de nuestra América india sufrieron igual silencio. La orden de olvidar su idioma originario, de apagar su palabra revolucionaria que fue arrancada violentamente. Micaela Bastidas, la estratega militar peruana contra los españoles, no pudo gritar el horror de ver a sus hijos asesinados y la prisión y tortura de su esposo, Túpac Amaru. Era 1781. La callaron en la horca.
Berta Cáceres, líder indígena Lenca de Honduras, luchadora por los derechos ambientales y culturales de su pueblo, fue asesinada cuando su voz se alzó y resonó por el planeta en pleno siglo veintiuno. Feminicidio político; con dos balazos la silenciaron.
Podría hacer una lista interminable de mujeres a las que callaron, que tuvieron que esconderse bajo seudónimos masculinos, o simplemente renunciar a su palabra pública en favor de sus hombres, sus supuestos compañeros.
Nuestras voces han sido secuestradas
Las mujeres fueron las creadoras de la palabra. Cuando en las cuevas prehistóricas se juntaban alrededor del fuego y ensayaban a comunicarse con señas y sonidos. Cuando al abrigo del calor de las fogatas contaban historias que aseguraron la transmisión de la cultura incipiente de los albores de la Humanidad.
¿Cuándo las mujeres fueron silenciadas? ¿Cuándo la riqueza contenida en sus saberes quedó recluida al estrecho círculo de su familia? ¿Tendrá que ver, justamente, con la aparición del patriarcado, del concepto familia, el “famulus”, que más que un refugio afectuoso era el establecimiento de la servidumbre a un patrón dueño de sus vidas?
A nivel popular se dice: la mujer habla cuando las gallinas mean. Y las gallinas nunca mean. A las niñas se les pide que callen, se les enseña que hablar es privilegio de sus hermanitos. Y hasta el famoso Pablo Neruda puso poesía a su machismo: Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Nuestras voces han sido secuestradas. Pero el silencio impuesto no es un destino del gusto de las mujeres. Su voz liberada toma miles de formas creativas, políticas, ácidas, dulces, intelectuales, rebeldes, inesperadas, místicas, populares. Las mujeres se han ido tomando la palabra en las plazas públicas, los partidos políticos, los sindicatos, organizaciones y en los medios de comunicación tradicionales y digitales, todos estos de dominio masculino y de difícil acceso para nosotras.
El año 1998, a los 50 años de la Declaración de los Derechos Humanos, las mujeres lanzaron un slogan: Sin los derechos de las mujeres no hay derechos humanos. Y la comunicación es un derecho fundamental. Por la palabra eres. Por la palabra te reconoces humana y participas en las decisiones de la comunidad en que vives.
¿Por qué la palabra pública es un derecho reclamado y exigido por las mujeres?
Podemos reconocer varios niveles en los que el derecho a la voz propia y a la palabra pública han sido sistemáticamente conculcados:
- En la vida cotidiana. Las mujeres hablan con su familia y vecindario sin problemas aparentes. Los temas permitidos son los domésticos, temas femeninos. Cuando ellas intervienen en otros temas considerados masculinos, aun cuando tengan preparación suficiente, su palabra no es valorada de la misma manera que cuando la dice un varón. Se conoce esta actitud patriarcal disimulada como un micromachismo. Podríamos ilustrar con incontables ejemplos otros micromachismos sufridos por nosotras.
- En la vida profesional. De igual manera y salvo excepciones, la valoración de los conocimientos de las mujeres en áreas técnicas o científicas es desigual. De esto hay innumerables casos en la historia de la humanidad. Recuerden la dura vida de Marie Curie para ser reconocida en su trabajo científico. En la época que estamos viviendo se traduce en sueldos inferiores al de los varones por un mismo trabajo e iguales capacidades.
- En la política. ¿Cómo no sospechar que la palabra pública de las mujeres queda rezagada por la falta de credibilidad que la sociedad tiene (incluso por las mismas mujeres) hacia una líder? La desconfianza en su discurso y propuestas se traduce en el número reducido de mujeres que ejercen cargos políticos relevantes. En julio de 2017, solo en 17 países hay mujeres como jefas de Estado o de gobierno. Entre estas cifras, 12 mujeres son jefas de Estado (7,9%) y 10 jefas de gobierno (5,2%). [1] Las excepciones confirman la regla. Pero, incluso, aquéllas que lo logran tienen que copiar el discurso masculino para ser reconocidas.
- En los medios de comunicación. Desde 1995, el proyecto Monitoreo Mundial de Medios realiza investigaciones cada 5 años para analizar la prensa escrita de 130 países. Los resultados sobre la presencia y protagonismo de las mujeres comunicadoras se han incrementado algo desde esa fecha. Al 2010, la representación de las mujeres en los medios de América Latina alcanzaba el 24%. Pero al 2015, seguimos con igual porcentaje. También en el 2015, únicamente el 4% de las notas cuestionan los estereotipos tradicionales de género, lo cual marca un retroceso frente al 2010, cuando el 6% de las notas lo hacían. [2]
El poder de decisión en los medios sigue mayoritariamente en manos de los varones Una investigación de IWMF [3] (2015) dice que el 72% de jefaturas de medios de comunicación eran ocupados por varones. No hablamos de ser propietarias, donde las desigualdades son abismales. Las mediciones nos cuentan dónde se ubican las mujeres en la prensa y reflejan una sociedad inequitativa, discriminatoria, violenta. La publicidad usa a las mujeres, niñas y niños como objetos de consumo.
En los medios tradicionales (radio, prensa escrita y televisión), y los digitales, el habla masculina impera. No hace falta recorrer estudios realizados sobre este asunto, solo basta hacer el sencillo ejercicio de contar cuántas y en qué estamos las mujeres en los medios. Por ejemplo, en una revista política. O en un diario de circulación nacional. Nos llevaremos algunas sorpresas, sobre todo, si creemos que las mujeres ya no sufrimos ninguna discriminación.
Voz propia y palabra pública
Reconocer la realidad desigual para las mujeres no quiere decir lamentarnos y paralizarnos.
El movimiento feminista ha puesto en evidencia la presencia de las mujeres a lo largo de la historia, recuperando los nombres y las obras de aquéllas socialmente silenciadas. Cada vez más, conocemos nombres de científicas, artistas, políticas, que, habiendo sido desaparecidas en la historia oficial detrás de los varones de su entorno, salen a la luz con voz propia y palabra pública.
En los medios de comunicación, de modo creciente, las mujeres se toman los micrófonos o las cámaras y difunden su pensamiento con fuerza y calidad. Son mujeres universitarias, pero también aquéllas que, en los pequeños pueblos y comunidades, a través de medios artesanales, están diciendo su verdad y haciendo uso de su derecho a la palabra. Las emisoras comunitarias, indígenas, barriales, culturales, feministas, esparcidas por todo el continente americano son el medio donde ellas se hacen oír.
También es impresionante constatar el gran número de mujeres cineastas y videastas que crean arte político, recuperando las historias de las antecesoras olvidadas, de las mujeres populares que protagoniza ron los cambios; de las que, habiendo sido calladas, hablan ahora en voz alta y dan cuenta de su tremendo aporte a la humanidad.
En el ciberespacio, en disputa por ser un medio tecnológico de punta, pero al mismo tiempo de mayor acceso para todas las personas, encontramos miles de mujeres que en distintos formatos expresan su palabra, crean mensajes, irrumpen creativamente. Hay páginas web, blogs, redes sociales, tomadas por asalto por mujeres que salen del espacio del habla cotidiana/privada y opinan, escriben, debaten en igualdad de condiciones con sus colegas masculinos. Las mujeres dan la lucha por sus derechos a partir de su derecho fundamental a la comunicación.
El reporte digital de Sembra Media [4] es muy significativo. Un 40% de mujeres son fundadoras y directoras de medios digitales nativos en América Latina. Ellas usan el internet para decir su palabra en temas tan valiosos como la economía, la política, pero, sobre todo, para dar cuenta de la situación de las mujeres, denunciando y proponiendo cambios sociales hacia la igualdad de derechos y en contra de las violencias.
Cuando la palabra pública se vuelve rebeldía y un grito a favor de la vida
En América Latina miles de mujeres levantan sus voces y gritan a voz en cuello contra la violencia de género que las asesina, el feminicidio. La plataforma Vivas Nos Queremos – Ni una Menos, es un ejercicio político del derecho a la palabra que cuestiona, interpela y denuncia una sociedad misógina que nos considera, a las mujeres y niñas, objetos desechables. Solo en Ecuador, han sido asesinadas 103 mujeres de enero a agosto 2017 [5]. Una mujer cada 50 horas. Y no estamos contando la violencia feminicida que no llega al asesinato, pero deja discapacitadas física y emocionalmente a las mujeres.
En casas, calles y plazas, en reuniones feministas o no, en medios de comunicación tradicionales y digitales, la palabra de las mujeres se agranda para analizar y denunciar la escalada machista, epidemia mortal que recorre América Latina y el mundo.
Las redes sociales son el lugar de denuncia, el altavoz de las mujeres y la manera más rápida y segura para convocarse y unir sus voces. Los hashtags #VivasNosQueremos, #NiUnaMenos, #RomperElSilencio, son el enlace que potencia sus acciones.
Edu León relata la marcha del 26 de noviembre del 2016 en Ecuador: “Los medios de comunicación silencian estas muertes y la sociedad ecuatoriana cubre con un velo estos hechos, tanto públicamente como dentro del núcleo familiar. Por eso la expresión de los cientos de participantes de la marcha reflejó la emoción de poder gritar los nombres de quienes fueron silenciadas. Por Vanesa, por Angelina, por Karina” [6]
Por todas nosotras, las que vivimos ahora y las que vendrán a reemplazarnos, suenan las voces rebeldes que exigen con su palabra pública un mundo de paz y alegría para todas, un mundo donde los derechos de las mujeres no sean letra muerta sino un goce permanente para caminar la vida hablando en voz alta.
Foto : David Marco Busto, #vivasnosqueremos en Bahia Blanca. (CC-BY-SA-NC) https://www.flickr.com/photos/davidmbusto/
Notes
[1] ONU Mujeres, en línea: http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures
[2] Chaher Sandra, en línea: http://www.comunicarigualdad.com.ar/se-estanca-la-representacion-femenina-en-los-medios/
[3] IWMF, en línea: http://www.iwmf.org/our-research/global-report/
[4] SembraMedia, en línea: http://data.sembramedia.org/mujeres-lideres/?lang=es
[5] Geografía Crítica, en línea: https://geografiacriticaecuador.org/2017/08/08/manifiesto-geografico-contra-violencia-hacia-las-mujeres/
[6] León Edu, La barra espaciadora, en línea: http://labarraespaciadora.com/aqui-y-ahora/quito-grito-vivas-nos-queremos/
" data-author-type="
Warning: Undefined array key "type" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/html-layout.php on line 20
" data-author-archived="
Warning: Undefined array key "archived" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/html-layout.php on line 21
">
Warning: Undefined array key "id" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/html-layout.php on line 41
-"
Warning: Undefined array key "archive" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/html-layout.php on line 42
itemscope itemid="" itemtype="https://schema.org/Person" >
Warning: Undefined array key "img" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-avatar.php on line 6
Warning: Undefined array key "show_social_web" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-socialmedia.php on line 8
Warning: Undefined array key "show_social_mail" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-socialmedia.php on line 9
Warning: Undefined array key "show_social_phone" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-socialmedia.php on line 10
Warning: Undefined array key "type" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-name.php on line 19
Warning: Undefined array key "type" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-name.php on line 21
Warning: Undefined array key "type" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-name.php on line 23
Warning: Undefined array key "archive" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-name.php on line 39
Warning: Undefined array key "name" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-name.php on line 43
Warning: Undefined array key "bio" in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-content/plugins/molongui-authorship/views/author-box/parts/html-bio.php on line 10
Deprecated: trim(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /var/alternc/html/c/ccdhal/www/caminando.ca/wp-includes/formatting.php on line 449