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Este artículo es el resultado de un dialogo entre Johnny Marín y yo. Realizado en una entrevista el 15 de agosto de 2019, trascrita por Sam Marciales y analizada desde una óptica personal. La primera intención es hacer un acercamiento a ciertas causas estructurales de la migración forzada y la segunda es evidenciar la importancia de la acción colectiva en este problema.
¿Quién es Johnny Marín?
Johnny Marín es un joven colombiano nacido en Pereira al oeste de Colombia quien se ha dedicado en los últimos años a la reivindicación de derechos humanos. Es militante de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) desde el año 2004. Fue representante al consejo académico en la Universidad tecnológica de Pereira. En la actualidad es secretario general de la Juventud Comunista y coordinador de la Federación Mundial de la Juventud Democrática.
En el 2005 bajo la Ley de Justicia y Paz [2] para la “desmovilización” de grupos paramilitares, lo que en realidad se desarrolló fue un proceso de ocupamiento paramilitar, afirma Johnny. “En medio de la universidad pasamos por distintas situaciones muy difíciles incluso tiroteos, en medio de la pelea de ciertos grupos paramilitares por el control, esto afectaba lo que corresponde a la violación de los derechos humanos”.
No obstante, la JUCO no paro su lucha por los derechos de las comunidades y la defensa de la paz, siempre de la mano con los procesos populares de los barrios. Lo que les costaría un alto precio; un joven que era cercano a ellos los buscó y les dijo: “es mejor que ustedes se vayan del barrio, porque acá los que mandan son otros y yo a ustedes los aprecio”. Por ello, decidieron cesar su actividad por algún tiempo.
Posteriormente, teniendo en mente el deber del movimiento estudiantil que va más allá del aula de clases, empezaron a generar procesos de formación, y vieron la necesidad de crear escuelas de derechos humanos.
El problema de la migración forzada
El año 2018 se caracterizó por el masivo desplazamiento de personas en todos los continentes. Estas migraciones se determinaron por un número muy elevado de individuos de todos los géneros y edades. Según ACNUR, el año terminó con 70,8 millones de personas desplazadas [3]. Un alto número son lo que conocemos como migración forzada.
Por migración forzada entendemos un “movimiento de población fuera de su lugar de origen o de residencia habitual, de carácter temporal o permanente y por lo general a gran escala, que tiene un carácter involuntario, es decir, es motivado por la presión – o la amenaza […]” [4].
Pueden ser varios los factores. Por un lado, la violencia sistémica, demostrada en la persecución en los territorios por motivos de género, religión, ideología política, etc. Otro, son los conflictos de guerra interna o por violación sistemática a los derechos humanos. Sin embargo, estos factores son manifestaciones de causas estructurales.
Estas causas son intereses económicos a gran escala, donde suelen hallarse poderes gubernamentales y multinacionales. Poderes imperialistas que exigen a países en “vía de desarrollo” dejar que sea el mercado internacional quien determina su débil soberanía. Estos poderes proponen dar fin a los poderes estatales públicos y que todo sea determinado por la empresa internacional. Es así como se evidencia en los territorios con proyectos como presas hidroeléctricas, infraestructuras para el transporte urbano, planes de irrigación [5], reformas agrarias nulas o mal enfocadas, monocultivos, ganadería extensiva y hasta narcotráfico.
Para Johnny Marín, “lo que vemos en el caso de América latina, es un continente que ha estado espoliado por corporaciones y que, en medio de esto, la gente ve la necesidad de salir”.
Esta violencia no es simplemente lo que se conoce como pandillas o crimen organizado. La gente sufre la violencia sistémica, que le impide de forma normal obtener un trabajo, tener seguridad social y seguridad alimentaria. Por eso en la actualidad hay cerca de 387.000 centroamericanxs en busca de refugio en todo el mundo [6]. “Eso es lo que llamamos violencia sistémica, es el capitalismo despótico, que despoja a miles de personas de sus trabajos, de sus sueños, de sus esperanzas, y que al final [estas personas toman] la decisión de salir, así eso le implique la vida misma”.
Marín analiza que, “las personas conocen el riesgo, [entonces se convierte] en un mecanismo de salida, para poder preservar su vida, no tienen las condiciones para poder alimentarse. Es el sistema que ha llevado a que unos puedan alimentarse y engrosar sus bolsillos a costa de la vida de otros. Creo que cualquier persona que sale de Honduras o de América Latina hacia EE. UU sabe a lo que se puede enfrentar en el río Bravo”.
Las migraciones forzadas se convierten en problema en tanto que atraviesan tres fases: las causas estructurales, los factores que contribuyen al desplazamiento y finalmente la migración forzada. Estas fases atraviesan todas las capas de la sociedad, ya que no se limitan a la dejación de un territorio. Son el resultado de las acciones capitalista que crean guerras, conflictos, hambre y muerte, todo en pro de sus intereses extractivistas y la garantía de monopolios económicos.
Colombia: líder en desplazamiento forzado interno
Para algunas organizaciones como la ACNUR, Colombia tiene más desplazadxs que la población de Costa Rica, con más de 7,7 millones de personas desplazadas desde el año 1985 [7]. Colombia ocupa el primer lugar con más desplazadxs internos, superando a Siria que es un Estado en guerra. Un conflicto armado de más de 50 años constituye algunos de los factores para ese resultado.
Las causas de este desplazamiento están estrechamente ligadas “con todo lo que hemos vivido en el país desde hace 200 años”. Las causas estructurales de este proceso son de tipo colonizador y extractivista. Ya que el territorio ha sido manejado como un patio trasero del cual se puede hacer uso sin restricción alguna. Se trata de un proceso de despojo de la tierra, “no es que llegaran los españoles [y quisieran simplemente llegar a matar indígenas por el solo hecho de asesinarles]. Los querían matar porque estos indígenas eran dueños de tierras ricas en minerales, con capacidad de producción agrícola muy grande, pero también tener tierra permite efectivamente tener riqueza.”
La tierra está en el corazón del conflicto colombiano [8] debido a que Colombia es un país que no ha generado en toda su vida un proceso de redistribución de la tierra, es decir, una verdadera reforma agraria. Y si no existe redistribución de la tierra, no existe redistribución de la riqueza. En ese sentido, como afirma Johnny, “por medio de la violencia se concentra más riqueza y con la riqueza se concentra más tierra, todos estos terrenos que han sido tomados por colonos, de un dirigente que se ha desplazado de un sitio a otro”. Es decir, “la tierra sigue siendo una promesa incumplida para buena parte de [las y] los campesinos” [9] del país.
Con el Proceso de Paz firmado en el año 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos [10] y las FARC se pretendía finalizar un conflicto que dejó 218.094 personas asesinadas entre 1958 y 2012 [11]. El Acuerdo contempla una reforma rural integral con la participación efectiva de las comunidades en todas sus etapas [12]. No obstante, el actual gobierno colombiano ha frenado indiscriminadamente la implementación del acuerdo. Esto se manifiesta en el informe de la ONU sobre Colombia del año 2019: “de particular preocupación fueron las agresiones a las personas defensoras de derechos humanos, a los pueblos indígenas, y el incremento en los casos de presuntas privaciones arbitrarias de la vida, así como graves violaciones a los derechos humanos cometidas contra niñas y niños en el contexto de la violencia y el conflicto armado” [13].
Para Jonny Marín, una de las razones es que cualquier tratado de paz o acuerdo que lleve al incumplimiento, “lo que hace es reabrir de una manera exponencial los escenarios de violencia, en el caso colombiano, de salir de su tierra, movilizarse a los cascos urbanos. [En ese sentido lo que ha pasado después de la firma del acuerdo], es un recrudecimiento del asesinato sistemático, selectivo que tiene una serie de elementos que no hemos podido superar y es el problema de la distribución de la tierra”.
Las grandes corporaciones y la migración forzada
La globalización económica es un proceso que inició a finales del siglo XX [14] y que mostraba en apariencia las bondades del libre comercio y la integración de las economías locales a la economía mundial. Ésta pretendió exponer que “las fronteras no existen y el conocimiento no tiene límite, pero la realidad contradice dichos supuestos: el conocimiento se moldea en función de los intereses de las élites económicas” [15].
Las desventajas de la globalización atraviesan todas las capas de la sociedad, dejando a los estados y a sus habitantes sin ningún amparo contra las exigencias del mercado internacional. Algunas desventajas como: “incapacidad del Estado nacional como ente de control y administración, obstaculización o estrangulamiento del desarrollo del comercio local; el aumento del intervencionismo extranjero, concentración del capital en los grandes grupos multinacionales; el aumento de la brecha en la distribución de la riqueza” [16].
En este sentido la globalización es una causa estructural de las migraciones forzadas pues “los mecanismos de articulación de los Estados no funcionan”, comenta Marín. Ya que son los intereses de las corporaciones los que v
an dirigiendo al mundo en un baile donde los Estados obedecen sin respuesta alguna. Es decir que “en general los grandes problemas migratorios tienen que ver también con los intereses que hay de muchas corporaciones en favorecer esos desplazamientos y la incapacidad y la negligencia de ayudar a resolver estos temas ubicando como centro las personas que migran con la idea de salvaguardar los intereses de su familia”.
Otro fenómeno desde los años 80 es la concentración de los medios de comunicación, ahora en manos de los grandes industriales y de multinacionales [17]. El grupo Planeta, el grupo Prisa y Sarmiento Angulo en Colombia tienen de una u otra manera vínculos. Afirma Marín: “entre los grupos de personas que compran y desplazan personas en cada uno de los territorios pues encontramos que efectivamente son las mismas personas que hacen el proceso de desplazamiento y que efectivamente [tienen el] manejo [de los] medios de comunicación.”
Así la empresa y la comunicación local quedan integradas a los intereses del capital mundial, a las dinámicas de la geopolítica [18]. Son grandes intereses económicos y “el tema de Venezuela o de otras realidades” lo demuetran 24 horas al día 7 días a la semana. “Mientras tanto”, dice Johnny con nostalgia, “somos tan indolentes ante la muerte diaria de dirigentes sociales en los territorios, porque son noticias que pasan de afán y estamos viendo un proceso de ahogamiento informático”, donde hay mucha información, pero poco análisis.
Conclusiones
La expresión “quinto poder” hace alusión al contrapeso de lo que se llamaba el cuarto poder, es decir que los medios de comunicación contribuyeran a corregir las imperfecciones de la democracia [19]. Para Marín, “tendríamos que hacer un gran ejercicio para poder visibilizar lo que ocurre, para poder romper ese cerco mediático y político que han establecido los gobiernos” y las corporaciones. Es decir, contribuir desde medios alternativos de comunicación, “oponer una fuerza cívica ciudadana a la clase dominante, cuya función sea denunciar el superpoder de los medios clásicos de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización neoliberal” [20]. Una manera de denunciarlo puede ser creando periódicos, revistas, programas de radio, podcast etc. Que contribuyan a desmitificar el poder absoluto de los medios de comunicación comerciales.
¿Cómo salvaguardar las vidas de tantas personas que migran? “Yo creo que una respuesta son los cambios democráticos que tendríamos que hacer en cada uno de estos países.” Como analizamos a lo largo del texto, una de las causas estructurales de la migración forzada es la falta de garantías para una vida digna en los territorios. Los Estados no pueden o no quieren garantizarlas pues sus intereses están ligados a congraciarse con las multinacionales y las instituciones financieras. Entonces, mientras esas garantías básicas no se cumplan, serán millones de vidas perdidas en el mar Mediterráneo, en el Rio Bravo, en todo el planeta.
Hay una gran preocupación frente al fin de mecanismos de solidaridad regional latinoamericana como el ALBA, MERCOSUR y UNASUR. La reconstrucción de estos permitiría, según Johnny, “que pudiera existir un solo pasaporte para el conjunto de América Latina, eso establecería una bolsa común de desarrollo para atender necesidades básicas como el tema de la atención a la persona migrante y la atención en salud”. Esto mitigaría de alguna forma la migración forzada de unos países hacia otros y reduciría la precarización de las y los migrantes forzados.
Son las mismas comunidades organizadas en comités campesinos, colectivos agrícolas, movimientos indígenas, movimientos de mujeres, organizaciones populares, organizaciones afro, organizaciones juveniles y ciertos partidos de oposición quienes ponen la vida para resistir en los territorios. Estas colectividades no contemplan su existencia sino es cerca al rio, al lago, al mar, a la montaña. Asimismo, enmarcan su trabajo en la defensa de la paz, del agua y de los ecosistemas etc.
En este orden de ideas las Brigadas de Paz son uno de los mecanismos para mantenerse en los territorios a pesar de los factores de la migración. Johnny Marín explica el proceso que ha llevado su organización durante varios años. “Cada brigada se enmarca en un elemento político importante. La primera la realizamos en La Macarena (Meta, Colombia), justamente a propósito del descubrimiento de la fosa común más grande del continente que se encontraba ahí. La segunda la realizamos en El Mango (Cauca), a propósito del debate del cese bilateral en medio de los acuerdos de paz del Estado colombiano y las FARC en un momento muy duro que era de rupturas de las negociaciones y de los ataques por parte de la fuerza pública hacia las comunidades. Y la tercera veíamos la necesidad de realizarla en el Catatumbo (Norte de Santander), la cual es una región donde se han incumplido de manera sistemática acuerdos por parte del Estado colombiano con las comunidades. [Además de ser una] región azotada permanentemente por la violencia, en manos de las fuerzas militares y de grupos paramilitares.”
Finalmente, “ojalá podamos ser tan obstinados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados” [21]. Esta frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano rechaza la invitación del sistema neoliberal a dejar que la historia siga su rumbo sin que hagamos nada para impedirlo.
“Si hay algo por lo cual podríamos arrancar creo que es por la hermosa frase de Jorge Luis Borges: nos enseña que “en tiempos de crisis la esperanza es un deber” [22]. Es un deber en medio del asesinato, lo que debemos hacer es no desfallecer, no perder la esperanza y seguir intentando articular las distintas expresiones”, expresa Marín con mucha alegría. Ya que la esperanza es una brújula que nos obliga a creer y a crear, nos orienta hacia caminos imperfectos pero llenos de posibilidades de trascender la absurda casería del dinero.
[1] Sacchi, Diego (2018). « Migrantes : la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial », La Izquierda Diario, 19 juillet, en ligne : http://www.laizquierdadiario.com/Migrantes-la-peor-crisis-desde-la-Segunda-Guerra-Mundial
[2] Ley 975 de 2005 (2005, 25 juillet), en ligne : https://www.fiscalia.gov.co/colombia/wp-content/uploads/2013/04/Ley-975-del-25-de-julio-de-2005-concordada-con-decretos-y-sentencias-de-constitucionalidad.pdf
[3] ACNUR. « Datos Básicos », en ligne : https://www.acnur.org/datos-basicos.html
[4] Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. « Migración forzosa », en linea : http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/143
[5] Ibid.
[6] ACNUR. « Desplazamiento en Centroamérica », en ligne : https://www.acnur.org/desplazamiento-en-centroamerica.html
[7] Rolón Salazar, Mariana (2018). « Hay más víctimas de desplazamiento forzado en Colombia que número de habitantes en Costa Rica », ACNUR, 26 décembre, en linea : https://www.acnur.org/noticias/noticia/2018/12/5c243ef94/hay-mas-victimas-de-desplazamiento-forzado-en-colombia-que-numero-de-habitantes.html
[8] Centro Nacional de Memoria Histórica (2013). ¡BASTAYA! Colombia : Memorias de guerra y dignidad. Resumen. Bogotá: Imprenta Nacional.
[9] Ibid.
[10] Alba Moreira, Marcela Forero et Ana Maria Parada (2015). « Dossier proceso de paz en Colombia », Barcelona Center for International Affairs, en linea : https://www.cidob.org/es/publicaciones/documentacion/dossiers/dossier_proceso_de_paz_en_colombia/dossier_proceso_de_paz_en_colombia
[11] Ibid.
[12] Consejo de Derechos Humanos (2020). Situación de los derechos humanos en Colombia. Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 26 de febrero, en linea : https://www.hchr.org.co/documentoseinformes/informes/altocomisionado/informe-anual-2019-ES.pdf
[13] Ibid.
[14] Significados. « Significado de Globalización », en linea : https://www.significados.com/globalizacion/
[15] Celis, Raquel y Beatriz Plaza (2016). « Empresas transnacionales y desplazamiento forzado: una mirada crítica », Pueblos, nº 69, avril, en linea : omal.info/spip.php? article7859
[16] Significados. Op. Cit.
[17] Fernández Sáenz, Oscar (2010). La fábrica del consentimiento Uribista: cómo descifrar los mecanismos ocultos tras el respaldo popular a Uribe. Bogotá : Ediciones desde abajo.
[18] Ibid.
[19] Ibid.
[20] Ibid.
[21] La Historia del día. « Ojalá – Por Eduardo Galeano », en linea : https://lahistoriadeldiablog.wordpress.com/2014/07/31/ojala-por-eduardo-galeano/
[22] Negrete P. et Jorge Fernando (2019). « El deber de la esperanza digital », Reforma, 9 décembre, en linea : https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?__rval=1&urlredirect=https://www.reforma.com/el-deber-de-la-esperanza-digital-2019-12-09/op169948?referer=–7d616165662f3a3a6262623b727a7a7279703b767a783a–
Jessica Ramos G.
Jessica Ramos G. nació en Bogotá, Colombia en 1989. Estudió Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Maestra en historia y filosofía. Militante del Partido Comunista Colombiano. Algunos textos publicados: Monografía La memoria social y la historia reciente como clave para la reivindicación política de la Unión Patriótica (2013), articulo del mismo nombre en la Revista Paginas de Nuestra América (2013), “No cambiaremos el fusil por una cacerola” (2016), periódico Voz la verdad del pueblo.