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15 junio 2022En los últimos años, el interés por la Frontera Sur de México ha crecido por una serie de procesos que, sin ser nuevos, se manifiestan con particularidades novedosas. En este artículo presento una panorámica sobre la relación entre megaproyectos e (in) movilidades en los territorios entre México y Centro América, a través del Tren Maya, el proyecto Sembrando Vida (los dos destacados por el nuevo gobierno), las Caravanas/Éxodos de migrantes, y la militarización de las fronteras.
Una primera reflexión gira sobre la idea de frontera: distintos mapas ilustraran las disputas históricas sobre territorios fronterizos, y sus implicaciones en cuanto a las movilidades humanas. También mostraré cómo dichos megaproyectos buscan integrar a esta región a los mercados globales, mediante el fortalecimiento de su función de “tapón migratorio”.
Frente al discurso institucional que adorna sus “cualidades” (“cortinas de desarrollo”, “zonas de bienestar”, “espacios de prosperidad”), mi interpretación sobre los procesos de reordenamiento territorial fronterizo enfatiza su función como espacios de control y gestión, a través de los cuales se justifican, naturalizan, instrumentalizan y reproducen las causas estructurales de las (in) movilidades forzadas globales.
Mapas, fronteras y territorios: espacios en disputa
Las fronteras, por su propia definición, los espacios “marginales” de cada país o región, siempre han sido territorios en conflicto, ya sea por la necesidad de sus estados de habitarlos y controlarlos, o por las apetencias que otros países puedan tener sobre los mismos. Los mapas, y la cartografía como la ciencia que los define y construye, han sido históricas herramientas al servicio de los poderes hegemónicos, destinadas a representar, repartir e instrumentalizar territorios, poblaciones y recursos. En su relación con el proceso de definición de los Estados-Nación modernos, establecen y definen los límites de los distintos países: sus fronteras nacionales [1]. Y las fronteras de México son espacios paradójicos y paradigmáticos de estos territorios en disputa: entre el “sueño norteamericano” y las “pesadillas centroamericanas” que el mismo provoca, está la “frontera-purgatorio” de México.
Más allá de lo que representan, importa destacar cómo lo representan, y porqué. La actual configuración del mundo, y de nuestro continente, está íntimamente relacionada con la forma en que quedó representado y repartido. Por eso, es interesante este ejercicio de recuperación de las funciones y formas históricas de mapas, como una forma de entender mejor las derivas y resignificaciones presentes. Un ejemplo revelador son los dos mapas que presento a continuación: la versión española y portuguesa del Tratado de Tordesillas (fines del siglo XV), con el que estas grandes potencias coloniales de la época representaron y se dividieron el mundo de entonces (conocido o imaginado).
Mapa 1: La visión española del mundo (Juan de la Cosa, 1500)
Podemos ver en la versión española del mapa, que la línea vertical que divide el mundo en dos toca una pequeñísima parte del continente americano, lo que hoy día es Brasil y que correspondería al imperio portugués. Sin embargo, vemos en la versión portuguesa que aquella mínima esquina, se transforma en un pedazo significativo.
Mapa 2: La visión portuguesa del mundo (Alberto Cantino, 1502)
Comprobamos que la relevancia del mapa está en el poder que tiene quien lo realiza, y su utilidad geopolítica para quien manda hacerlo. Pero interesa destacar también en la forma en que se representan territorios conocidos y desconocidos, y aquí ambas visiones coinciden [2]: unos como “civilizados”, con edificios, figuras reales, personas, y pocos elementos de la naturaleza; el resto con colores verdes, referencias a la naturaleza, animales fantásticos, sin personas.
Esta brevísima presentación de la relación entre territorios, fronteras y mapas no es baladí, pues estas representaciones tienen raíces ideológicas profundas [3]. Así, los procesos contemporáneos siguen condicionados por las tradiciones históricas de donde emanan, y muchas de estas relaciones, y sus representaciones, se mantienen resignificadas, sorpresivamente similares, en el contexto actual de la frontera mexicana.
El Tren Maya: la superficialidad del mapa oficial
El Tren Maya es el proyecto estrella del nuevo gobierno mexicano desde 2018 en un contexto interno definido por el desafío de encarar los grandes problemas nacionales, y un contexto regional condicionado por los desvaríos del gobierno estadounidense. Este megaproyecto, ampliamente conocido y publicitado, curiosamente no cuenta aún con un proyecto ejecutivo que explicite su conveniencia, factibilidad, rentabilidad o sustentabilidad. Un proyecto sin plan entonces, pero cuya sola idea está impactando y transformando los territorios donde presuntamente se construiría. Esto sin obviar que, por su magnitud y alcances, está supeditado a que las comunidades originarias lo apoyen (según el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre el derecho a la consulta previa, libre e informada para los pueblos indígenas, que México ha ratificado).
Más allá de sus alcances o consecuencias potenciales, interesa repetir el ejercicio de analizar el mapa oficial que representa el territorio y el “deseado” trazado del tren:
Mapa 3: El Tren Maya y la Península de Yucatán
Destaco superficialmente las similitudes en las formas de representación de los territorios con respecto a los mapas anteriores: una Península verde, paradisíaca y llena de vida salvaje, con el ferrocarril “camuflado” entre la naturaleza, y destacando los elementos “civilizados” del territorio (antiguas ciudades mayas o ciudades modernas). Una vía que apenas impactará porque, además, no hay ninguna persona en la Península, y menos, maya.
Con este mapa, el proyecto del Tren parece idílico, incluso visionario. Pero más importante aún que lo que muestra, es lo que oculta. Lo que sucede hoy en esta región no tiene que ver sólo con un Tren que tendrá un nombre pegadizo, un mapa atractivo, y poco de Maya.
Reordenamiento territorial: cartografía de la complejidad fronteriza
El verdadero nombre del proyecto, dentro del cual el Tren Maya sería, por así decirlo, el componente publicitario, es más interesante y mucho más revelador: Plan de Desarrollo Integral para el Sur de México y Centro América. Un complejo plan de reordenamiento territorial y redistribución poblacional, compuesto por 5 grandes megaproyectos de energía e infraestructura para conectar la región centroamericana [4], a los que se suman los proyectos nacionales mexicanos Sembrando Vida (una mezcla entre política pública y programa social que pretende la reforestación productiva de amplias regiones del país y la región como estrategia de combate a las causas de la migración forzada) [5]; la refinería petrolífera de Dos Bocas, Tabasco; y el Corredor Transístmico, entre Coatzacoalcos, Veracruz, y Salina Cruz, Oaxaca, que atravesará este territorio con otro tren, carreteras y líneas de alta tensión. A ellos se suman, multiplicándose, granjas porcícolas y de pollos, proyectos de energías alternativas, grandes complejos turísticos… con fuertes relaciones entre unos y otros.
Por tanto, un mapa cabal de esta región debería reflejar la complejidad, integración e interacción entre los distintos megaproyectos y conflictos que lo acompañan. No es casualidad la militarización de estos espacios, mediante el despliegue de la recientemente creada Guardia Nacional. Esto ocurre como consecuencia directa de las amenazas del gobierno norteamericano de aplicar fuertes aranceles al comercio con México si este país no se esforzaba más por contener caravanas/éxodos de migrantes que emergieron como amenaza en los medios a finales de 2018.
El conjunto de estos proyectos, su función, su localización, y su articulación, abonan al reforzamiento de un espacio regional transfronterizo en el cual se multiplican nuevas fronteras que buscan “taponar”, retener e instrumentalizar las migraciones que tradicionalmente han atravesado México. Necesitamos nuevas formas de visualizar y entender territorios, procesos y fronteras más allá de los Estados-Nación, para comprender los fenómenos que se desarrollan o transitan por los mismos [6]. Esos mapas aún no existen, o están en construcción [7].
También en ese sentido, el Colectivo GeoComunes acaba de socializar su visualizador de megaproyectos de la Península [8]. Se trata de un esfuerzo colectivo por vislumbrar la compleja superposición de proyectos, conflictos y resistencias. El Tren es apenas una parte más, importante por sí misma, pero sólo relativamente pues su verdadera potencialidad reside en su integración con el resto de megaproyectos [9]. Les recomiendo e invito a entrar en la plataforma, incorporar sus intereses, visualizar su propio mapa: les impactará la complejidad referida.
Conclusiones: transformar el territorio a través de las (in) movilidades
Las fronteras son espacios históricamente en disputa. La frontera tradicional como espacio administrativo de soberanía y delimitación entre Estados-Nación se vuelve difusa en el contexto contemporáneo. Las negociaciones geopolíticas y las generosas facilidades a los megaproyectos del capitalismo global producen redefiniciones acordes con sus necesidades y objetivos: del control estatal, a la gestión transnacional privada [10]. Esto impacta también a los movimientos poblacionales, pues la condición de posibilidad de estos megaproyectos radica en que desplacen a quienes viven y resisten ahí, y atraigan e instrumentalicen a quienes fueron desplazadxs.
La multiplicación de megaproyectos en las regiones fronterizas entre México y Centro América (sintomáticas de los procesos que se reproducen en otros espacios fronterizos globales), plantea escenarios, retos y conflictos múltiples vinculados a procesos de (in) movilidad y migración ya presentes, en mayor o menor medida, en la frontera sur:
- Desplazamiento de poblaciones originarias mayas y residentes hacia nuevos mercados laborales precarizados del turismo en Cancún y la Riviera Maya.
- Territorios para el turismo: geriátrico (Canadá), de fiesta (“springbreakers”), Escalera Náutica (barcos privados del sur de EUA), alto poder adquisitivo (China, Rusia)
- Nuevas poblaciones migrantes altamente especializadas (movilidad nacional, y migración desde China, India, Rusia, Turquía), atraídas por condiciones laborales, o vinculadas a los megaproyectos.
- Retención de poblaciones indocumentadas en empleos temporales y precarizados: población cubana en limpieza en Tapachula, desplazados racializados (Haití, Honduras, África) como jornaleros de Sembrando Vida [11].
- Militarización de la Frontera Sur mediante el despliegue de la nueva Guardia Nacional, para labores de control migratorio, con soldados procedentes de distintas regiones del país.
Lo que ocurre hoy día en los territorios fronterizos de México es una muestra relevante de problemáticas globales, en las que los países históricamente dependientes siguen subordinados y sirviendo a los intereses geopolíticos de las grandes potencias globales, y muy particularmente, a la hegemonía estadounidense. Las Naciones Unidas, la Organización Internacional para las Migraciones, la Conferencia Económica para América Latina (CEPAL), insisten en un “derecho a migrar” de forma “legal, ordenada y segura”. Esta retórica global justifica la ocupación del territorio, permite la multiplicación de proyectos neoextractivos y naturaliza la generalización de mercados laborales precarizados específicamente orientados a población migrante (ver nota 11). Frente a este discurso, una verdadera política de combate a las causas de la migración tendría que garantizar el derecho a permanecer “seguro, tranquilo y feliz” donde se elija, no dónde se empuje. La defensa del territorio frente al neoliberalismo es la primera línea de defensa de las comunidades frente a los procesos de (in) movilidad forzada.
Imágenes
Mapa 1: La visión española del mundo (Juan de la Cosa, 1500)
Fuente: Garfield (2012)
Mapa 2: La visión portuguesa del mundo (Alberto Cantino, 1502)
Fuente: Garfield (2012)
Mapa 3: El Tren Maya y la Península de Yucatán
Fuente: Página oficial del Tren Maya (http://www.trenmaya.gob.mx/
Notes:
[1] Garfield, Simon (2012). En el mapa. De cómo el mundo adquirió su aspecto. México : Editorial Taurus.
[2] Montoya Arango, Vladimir (2007). « El mapa de lo invisible. Silencios y gramática del poder en la cartografía », Universitas Humanística, enero-junio, p. 155-179, en linea : www.redalyc.org/articulo.oa?id=79106309.
[3] Dussel, Enrique (1993). 1492. El encubrimiento del otro: hacia el origen del mito de la modernidad. Madrid : Editorial Nueva Utopía.
[4] Se plantea un horizonte de 5 años para implantar 5 megaproyectos: una planta eléctrica en Puerto Cortés (Honduras); la interconexión de la red eléctrica entre Centro América y México; una red carretera en la frontera entre Guatemala y México; un gasoducto de 940 kilómetros desde San Pedro Sula (Honduras) a México; y la extensión del Tren Maya hacia Centro América.
[5] El CEO (2019). “México invertirá 100 mdd en Centroamérica para extender el programa “Sembrando Vida””, 24 de junio 2019. Disponible en: https://elceo.com/politica/mexico-invertira-100-mdd-en-centroamerica-para-extender-el-programa-sembrando-vida/
[6] Schweitzer, Alejandro, Silivia Valiente, Noemí Fratini, y Pablo Godoy (2014). “Dinámica geopolítica y conflictividad socioterritorial: una aproximación desde la cartografía social y los talleres pedagógicos”. En A. Dorfman, C.L.P Sánchez, S.Y.F Moreno (orgs.), Planes Geoestratégicos, Migrações e Deslocamentos Forcados no Continente Americano (p. 301-320). IGEO/UFRGS. Porto Alegre: Ed. Letra1.
[7] Trabajo en un tal mapa en el marco de mi proyecto de investigacion “Nuevos Sures de México: fronteras, megaproyectos e (in)movilidades” en el cual se representan los alcances y superposiciones entre megaproyectos y fronteras, en la búsqueda de entender cómo afectan a las (in) movilidades.
[8] Geocomunes (2019). “Geovisualizador de megaproyectos en la Península de Yucatán”. Disponible en: http://geocomunes.org/Visualizadores/PeninsulaYucatan/
[9] Flores, Adrián, Yannick Deniau, y Sergio Prieto. “El Tren Maya. Un nuevo proyecto de articulación territorial en la Península de Yucatán”. Disponible en: http://geocomunes.org/Visualizadores/PeninsulaYucatan/
[10] Fernández Rodríguez de Liévana, Gema; y Pablo Pampa (2013). ¿Qué hacemos con las fronteras? Madrid: Ediciones Akal.
[11] Choy, Jorge y Sergio Prieto Díaz (2019). “El racismo no es broma: políticas públicas ante la migración”. Disponible en: https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2019/09/12/el-racismo-no-es-broma-politicas-publicas-ante-la-migracion/
Sergio Prieto Díaz
Migratólogo migrante, transdisciplinario, decolonial, latinoamericanista. Cartógrafo y deconstructor de epistemologías hegemónicas. Doctor en Ciencias Sociales y Políticas (Univ. Iberoamericana, México), Magíster en Políticas de Migraciones Internacionales (Univ. Buenos Aires, Argentina). Sergio Prieto Díaz actualmente investiga los vínculos entre megaproyectos e (in) movilidades en la región Frontera Sur de México, como Cátedra CONACYT en El Colegio de la Frontera Sur.