Territorio, trabajo, participación y violencia: Impacto de las extractivas en la vida de las mujeres
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14 junio 2022En este artículo, queremos compartir algunas reflexiones sobre la importancia del territorio como el escenario donde actividades, relaciones y culturas tienen lugar. También queremos subrayar la importancia de la participación de cada unx de los miembros que viven en colectividad en cuanto al uso y manejo de los recursos, es decir, a la gobernanza del territorio. Hablaremos de como, en años recientes, en algunas comunidades andinas y amazónicas del Perú, se ha dado la participación de las mujeres en la toma de decisiones en sus comunidades y su importancia frente a conflictos relacionados a actividades extractivas. Esto será ilustrado por la experiencia de Ketty Marcelo López, presidenta de la Organización nacional de mujeres indígenas andinas y amazónicas del Perú (ONAMIAP)[i], a quien entrevistamos.
Las comunidades nativas y la transformación del campo peruano
Entre los pobladores andinos quechuas, se dice que para que haya Sumac Causay tiene que haber respeto, equilibrio y reciprocidad entre seres humanos, plantas y animales salvajes y domésticos, y entre los espíritus protectores de bosques y montañas (Ayllus) y la madre tierra (Pachamama). De la Sumac Causay, que es la visión y filosofía ante la vida y la naturaleza, se desprenden las bases del Buen Vivir[ii]. En estas últimas décadas, ciertamente ha habido una transformación de esas relaciones de solidaridad entre pobladores y de las relaciones de éstos con la flora y a la fauna, que está estrechamente relacionada con la apertura de economías nacionales dejándolas a disposición del libre mercado.
Ya han pasado alrededor de 40 años desde que se incorporó la idea que la agricultura en los países del hemisferio sur, tanto tradicional como la intensiva o semi-intensiva; debería haberse transformado, modernizándose y haciéndose más eficiente para que de esta manera los productores alcanzaran mejores niveles de vida. En este afán de integrar a la economía la agricultura tradicional, familiar o de subsistencia inició un mercado voraz de tierras. El mecanismo para que esto sucediera ha sido la titulación de tierras individuales (parcelización), incluso dentro de territorios con estructura y organización comunales (véase el caso del Perú y sus comunidades nativas y campesinas). Cabe aclarar que la titulación de tierras era el preámbulo de la apertura de los mercados nacionales a la competencia mundial a través de acuerdos comerciales binacionales o plurinacionales. Fue así como inicio este voraz mercado de tierras donde los principales interesados y competidores por adquirirlas son empresas del sector primario y secundario. Dentro de éstas, están aquellas compañías del sector alimentario con inmensos oligopolios, al igual que la industria minera y de hidrocarburos (petróleo y gas natural principalmente). Es de esperar que paralelo a este auge de actividades extractivas haya también cada vez más conflictos con las comunidades donde éstas se pretenden realizar[iii].
La agricultura familiar sigue siendo crucial para la alimentación en el Perú, donde casi el 70% de los productos del campo son producidos por pequeños agricultores y un poco más de la mitad de ellos son mujeres[iv]. Está claro que la conformación social de las comunidades nativas y su territorio están en proceso de transformación, quizás irreversible. Muchos de los hombres se encuentran fuera de sus comunidades, trabajando en las urbes en oficios tradicionales. La feminización del medio rural peruano como en muchos otros países de la región, se está dando a gran velocidad y esto está contribuyendo a que la participación femenina se amplíe en ámbitos donde antes era impensable: cada vez hay más jefas comunales.
Para detallar y ejemplificar lo que en párrafos anteriores se ha mencionado, recurrimos a extractos de la entrevista realizada con la lideresa Yánesha Ashanika y presidenta de ONAMIAP, Ketty Marcelo López.
La visión de una lideresa Yánesha Ashanika del Perú, presidenta de ONAMIAP
Ketty Marcelo López es una lideresa del pueblo Yánesha Ashaninka en la región Junín y dirigente de su comunidad nativa Pucharini. Como consejera directiva de la Central de comunidades nativas de la Selva Central (CECONSEC), ha enfrentado a la minera que contamina los ríos Chanchamayo y Perené y ha contribuido al Consejo regional de la mujer de la Selva Central. En la actualidad, Ketty es fundadora y presidenta de la Organización nacional de mujeres indígenas andinas y amazónicas del Perú (ONAMIAP). Además, participa activamente en la defensa de los derechos territoriales como parte del Pacto de Unión de organizaciones indígenas del Perú. Tomó parte en conferencias de Naciones Unidas (COP 20, 21, 22 y 23), así como en el Foro Permanente de los pueblos indígenas de Naciones Unidas.
Con respecto a los roles de las mujeres y su transformación, esto es lo que Ketty Marcelo López comparte:
Ketty: “Antes del colonialismo, nosotras vivíamos en complementariedad mujer-hombre. El varón va a la caza, a la pesca, a la chacra (pedazo de tierra), y la hermana se queda cuidando a los niños, preparando el masato[v]. Sin embargo, hemos visto que hay bastante machismo dentro de las comunidades. Las mujeres hemos ido entendiendo que los roles pueden ser compartidos. El esposo debería ayudar también en las labores de la casa, así como nosotras ir a sembrar la yuca, cosechar el plátano, acompañamos a la pesca también al esposo. Hemos ido entendiendo y aprendiendo para que nosotras también nos vayamos capacitando, para nosotras también debería ser fundamental compartir el tema de los roles.”
En cuanto a los cambios en las comunidades y a la participación de las mujeres a la toma de decisión con respecto al territorio, Ketty comenta:
Ketty: “Poco a poco en algunas regiones vemos el cambio. Estamos viendo que poco a poco se va incorporando la participación de las mujeres, pero hay que hacer un trabajo previo de sensibilización también en la comunidad. La importancia de que ellos (los hombres) reconozcan los aportes de las mujeres frente al territorio. Muchas veces somos las mujeres las que conocemos los linderos [de la tierra], somos las mujeres quienes sabemos dónde encontrar la medicina, dónde encontrar la semilla para la artesanía, aunque en algunos lugares todavía hay resistencia.
Las mujeres están más apegadas al territorio que los varones. Muchas veces los varones se han visto en la necesidad de migrar por la economía, por trabajo a la ciudad y quienes se quedan encargadas de las labores tanto domésticas como de los trabajos en la chacra, es la mujer. Se siente aún más al regreso de los esposos o de los hijos que quieren vender o parcelizar las tierras y las mujeres somos las que lo hemos defendido porque [la mujer] siente que es parte de su vida. Es un tema de protección y cuidado, sino qué cosa les voy a dejar a mis hijos. Es la relación de armonía, necesidad y de respeto por el territorio, es lo que hace la diferencia.”
Frente al extractivismo: fortalecer las capacidades de las mujeres y sensibilizar los hombres
Ketty Marcelo luego comenta que algunas de sus bases están haciendo frente directo en el conflicto con compañías de aceite de palma en Santa Clara de Uchunya y de minería en la región de Madre de Dios, en la comunidad nativa de Tres Islas que está siendo bastante afectada. El modus operandi de las empresas para su aceptación en las comunidades es a través de la división de estas con el doble discurso, el doble mensaje entre los actores y pobladores, la entrega condicionada de víveres y material pidiendo a cambio la no ejecución del proceso de consulta previa paradójicamente llamada “libre e informada”[vi].
Al mediano y largo plazo, estos acuerdos comunidad-empresa llevan a cabo, con su “indispensable” presencia, al sustituir progresivamente funciones que sólo le conciernen al Estado, una deslegitimización de procesos que no son en sí aún muy sólidos (e.i. la CPLI).
Ante tal situación preguntamos a Ketty Marcelo “¿qué hacer?”. Así responde:
Ketty: “Lo que nosotros hacemos es fortalecer las capacidades de las mujeres tanto en derechos individuales, como en colectivos para que ellas puedan ejércelo dentro de sus comunidades, dentro de sus organizaciones territoriales.”
Aunado a lo arriba mencionado y más en concreto, hacemos la pregunta sobre cómo ONAMIAP y sus bases están haciendo frente a las actividades extractivas en su zona.
Ketty: “Sabemos que la regla que manda en la comunidad es el estatuto comunal (derechos consuetudinarios). Entonces con ONAMIAP hacemos trabajos de sensibilización a nivel comunal para que ellos [los hombres] pudieran aprobar la participación de las mujeres dentro de la junta directiva de la comunidad. Hemos avanzado un 40% en algunas comunidades, lo que nos permite colocar a tres mujeres dentro de la junta directiva que son siete en total. También nos toca el rol de prepararlas [a las mujeres electas]. Lleguen o no las empresas, ante cualquier amenaza, ya sea de invasión, de extractivas, siempre las mujeres estamos presentes ahí defendiendo.”
Ketty Marcelo se da cuenta que el trabajo de sensibilización tanto en mujeres como en hombres implica mucha energía.
Por último, pedimos a Ketty López su opinión para aquellas comunidades en conflicto con empresas extractivas:
Ketty: “Organizarnos porque lo primero es que la comunidad debe estar unida ya que muchas veces pasa la empresa y encuentra divisiones y desunión entre miembros de la comunidad y lo aprovecha, ofrece algo por un lado y por otro, y las mujeres hemos resistido bastante al recibir estos “incentivos” (sobornos). Entonces yo recomendaría en primer lugar que la comunidad debe tener un plan de vida de acá a 20 años. Saber para dónde vamos, o cómo en economía, qué queremos en educación, qué queremos en salud, en conservación del territorio. Entonces si nosotros tenemos un plan de vida de la comunidad, no nos vamos a dejar fácilmente comprar por estos “incentivos”. El plan de vida lo debe conocer toda la comunidad, no sólo el jefe de la comunidad ni la junta directiva. Esto traza la diferencia. Nosotros nos reconocemos como pueblos indígenas, sujetos de derecho y de obligaciones frente al Estado: las deudas históricas y estar unidos en la comunidad son cosas a tomar en cuenta. Hay que considerar también el aporte importante de las mujeres, las mujeres siempre hemos sido más cuidadosas y más fuertes frente a todos estos procesos de extractivismo que llegan a las comunidades.”
Construir su propio concepto de lucha feminista como mujeres indígenas
Cabe subrayar que la última pregunta que hicimos, para finalizar la entrevista a la lideresa Ketty Marcelo López. Fue si ella se consideraba una feminista o antimachista. Aquí el extracto:
Ketty: “¡¡Uuyyyy, que pregunta tan difícil!!
Hasta hace poco comencé a entender qué era el feminismo… lo que sí sé es que soy una mujer indígena que lucha defendiendo tanto derechos individuales, en cuanto a la violencia contra la mujer, como [derechos] colectivos por el lado a nuestro apego al territorio. Estamos conscientes que muchos derechos como mujeres indígenas o no indígenas fueron ganados en el mundo entero gracias a la lucha feminista con la que no estamos en desacuerdo.”
La lideresa Ketty Marcelo cuenta que, en discusiones o talleres, han hablado sobre el feminismo comunitario o el ecofeminismo sin llegar aún a una conclusión. Ellas -su grupo- desean seguir construyendo su propio concepto de lucha (feminista) sin la adopción de discursos occidentales. Comenta que sí saben a dónde se dirigen, pero que aún les cuesta entender la actual propuesta feminista y su gran gama de actores, intereses y luchas.
Algunas reflexiones en forma de conclusión
ONAMIAP, como otras organizaciones en el Perú y resto de América Latina, está cumpliendo un rol muy importante al empoderar a mujeres y hombres de muchas comunidades nativas y campesinas de la zona andina y de la zona amazónica para favorecer su autonomización.
Como bien lo señala la entrevista con Ketty, ese sentir de apego más profundo por parte de las mujeres hacia el territorio está muy generalizado en gran parte del Perú. Siendo hombre, no me atrevo a hacer una analogía entre el cuerpo y la defensa del territorio porque siento yo esto es contribuir a los roles prestablecidos de género. Considero que la defensa del territorio no es labor de una solamente, es una labor colectiva, de todas y todos, y que no debe restringirse a las comunidades nativas y campesinas, sino también involucrar a las urbes.
Ilustración de Daniza Curich
Notas
[1] https://onamiap.org/ Ketty Marcelo López participó al Encuentro Internacional “Mujeres en resistencia frente al extractivismo” que se realizó en Montréal (Québec, Canada) del 27 al 29 de abril de 2018.
[2] Asociación Andes, dirección URL: http://www.andes.org.pe (página consultada en septiembre de 2018).
[3] Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina “OCMA”, dirección URL: https://www.ocmal.org (página consultada el 28 de septiembre 2018).
[4] Maletta, Héctor. (2017). La pequeña agricultura familiar en el Perú. Una tipología microregionalizada. En el IV Censo Nacional Agropecuario 2012: Investigaciones para la toma de decisiones en políticas públicas. Libro V. Lima, FAO. En línea: http://www.fao.org/3/a-i6759s.pdf (página consultada en septiembre 2018).
[5] Bebida fermentada hecha a base del bagazo de la yuca, mandioca o casava. Normalmente las mujeres de las comunidades mastican el bagazo restante de la yuca para acelerar la fermentación que puede llegar a tener concentraciones de entre 6 a 8 grados de alcohol.
[6] Referencia a la Consulta previa libre e informada (CPLI). La declaracion de las Naciones Unidas sobre las poblaciones indigenas dedica el derecho de consulta previa, libre e informadad a los pueblos indigenas.
Dagoberto Hernández Acevedo
Dagoberto Hernández Acevedo es biólogo de formación con interés en el medio ambiente y su conservación. Gracias a la educación superior pública y gratuita en México (UNAM), ha enfocado su energía e interés en los temas sociales y ambientales, más específicamente en la gobernanza del territorio. La fuente del enfoque de género proviene de su madre, socióloga y feminista preocupada por discutir y sensibilizar temas diversos. Actualmente es cooperante técnico sobre seguridad alimentaria y cambio climático de Oxfam en Lima, Perú.